“La investigación colaborativa es crucial para entender las migraciones desde múltiples perspectivas”

04/07/2024

Tatiana Avignone es Ayudante de Investigación en la Universidad Loyola y desarrolla su tesis en el Programa de Doctorado en Desarrollo Inclusivo y Sostenible y también ha realizado sus trabajos de investigación a cargo del proyecto VRIME, cuyas siglas indican (Instrumento de Valoración del Riesgo en Menores y Jóvenes Migrantes acogidos en Andalucía). Está desarrollando su trabajo científico en este ámbito de los menores extranjeros no acompañados con un enfoque de género y de derechos humanos.

Recientemente ha realizado una estancia en el Centros de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Florida con la profesora Catherine Tucker, que ya asimismo estuvo el pasado año haciendo una estancia en la Universidad Loyola.

Tatiana Avignone ha tenido también la oportunidad de entrar en contacto con organizaciones dentro de la misma Universidad de Florida como con el Centro de Estudios Africanos y con el Sahel Research Group, donde ha podido compartir conocimientos y se ha ampliado el horizonte de colaboración entre las dos universidades. Una relación reforzada que ya existía anteriormente por su colaboración en el proyecto sobre la producción de café en Honduras junto con la investigadora del Instituto de Investigación en Desarrollo de la Universidad Loyola Michela Accerenzi.

La estancia ha sido financiada por el Programa Erasmus+.

Pregunta: ¿Qué has aportado a tu investigación al conocer otras realidades al otro lado del Atlántico?

Respuesta: Investigar en mi ámbito precisamente significa eso mismo: conocer otras realidades. No se puede hacer investigación desde una sola perspectiva, especialmente en temas complejos como las migraciones. Conocer cómo se defienden y perciben los derechos de los migrantes en diferentes contextos es esencial para una visión más completa del fenómeno migratorio. En mi investigación, ver cómo en el otro lado del Atlántico se está luchando por recordar que migrar es un derecho ha sido fundamental.

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He observado tanto en Europa como en Estados Unidos que las políticas migratorias se están volviendo más restrictivas, enfocadas en el control y limitando la movilidad humana. Esto afecta directamente al futuro de las personas condicionándolas por el lugar donde nacen. A pesar de estar en el Norte Global, ya sea en Europa o Estados Unidos, y tratar con el Sur Global, las experiencias y aspiraciones de las personas están siendo divididas por estas políticas. El agua en los dos casos traza una frontera no solo geográfica, sino también de experiencias y sueños.

En este sentido la comunidad y la sociedad civil son esenciales. Las leyes y políticas reflejan la sociedad en la que vivimos, y estas sociedades están compuestas por comunidades, organizaciones y fundaciones. Es crucial que estas entidades defiendan los derechos humanos y la movilidad humana segura y ayuden a crear nuevas narrativas basadas en la hospitalidad. Durante mi estancia en Estados Unidos, vi cómo las organizaciones comunitarias hacen una labor significativa, a veces supliendo lo que debería hacer el propio estado. Esto es algo que se ve tanto en Europa como en Estados Unidos.

P: ¿Cuáles son las diferencias y similitudes que has encontrado entre las realidades migratorias de Andalucía y Estados Unidos?

R: Es complicado entender un fenómeno tan complejo en un periodo tan corto. Yo analizo la perspectiva de los jóvenes y de los sistemas de acogida. Partiendo de eso puedo enumerar algunas cosas que me han llamado la atención.

Primero que a Andalucía llegan pateras de los países del norte de África pero en los últimos años está cambiando el flujo migratorio hacía la Ruta Atlántica y los migrantes está llegando más a las Islas Canarias, en un caso u otro todo es en barco. En USA es más bien cruzando a pie, atravesando Río Grande o también el Río Bravo. Me han contado que cuando se habla de niños y en general personas de no mucha altura, pagan que alguien los lleve en la espalda y así le protejan durante el trayecto migratorio. Al igual que en Andalucía esto conlleva pagos e intermediarios que cobran por ello.

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Por otro lado, comparando entrevistas he visto que cuando los jóvenes y los menores llegan a la frontera de USA y llegan no acompañados los meten en los que ellos llaman la “hielera”, la llaman hielera porque los niños cuentan que hace mucho frío (foto dibujo de niño). Fue una entrevista muy emotiva que mantuve con una madre de acogida que me relató esta situación. Se trata de una especie de centro de internamiento, donde entran niños muy pequeños, de incluso 10-12 años o menos, que deben estar en este centro durante unas 48 horas tras lo que se organizan aviones para ir a los diferentes estados de los EEUU según las familias acogedoras o los centros de acogida que haya disponibles, esta estancia primera antes de coger el avión suele ser una experiencia bastante traumática. Cuando cruzan el río el primer estado es Texas o Arizona. Cuando llegan a las familias de acogida no están más de dos semanas, ya que habitualmente se reúnen con algún familiar que tienen en otro estado de EEUU, por lo que realmente la protección del sistema público no debe ser muy prolongada, se trata habitualmente de un proceso intermedio y de reunificación familiar. En España van a centros de protección en Andalucía, Canarias o a otras regiones y el sistema público suele ser más prolongado, no hay un sistema de reunificación y tampoco es habitual esta demanda y se les acoge hasta la mayoría de edad. La política migratoria española acoge a los jóvenes en centros de protección y es necesario el acompañamiento hasta la mayoría de edad e incluso después.

"Las actividades que hacen las instituciones tanto en un lado como en otro del Atlántico son cruciales, incluso por encima de las decisiones estatales, tienen una motivación especial y un compromiso grande."

He mantenido entrevistas con organizaciones como la Human Right Coalition, la Liga de Mujeres Latinoamericana o Children Beyond Our Border entre otras. Por lo que he obtenido bastante información en este sentido. Sobre todo, me ha parecido muy interesante la organización que existe donde la acogida familiar prima antes que los centros residenciales de protección. En cambio, en Andalucía lo que tenemos son centros que tienen una organización familiar, pero siguen siendo centros, con lo que la acogida es más residencial que familiar.

Las actividades que hacen las instituciones tanto en un lado como en otro del Atlántico son cruciales, incluso por encima de las decisiones estatales, tienen una motivación especial y un compromiso grande. Incluso a veces son los mismos migrantes los voluntarios que se prestan a ayudar a otros para prestar su apoyo y experiencia en primera persona. Sobre todo, las cuestiones relativas a los derechos humanos y la ayuda desinteresada que se presta en las fronteras hacen que la experiencia personal de otros promueva la inclusión social.

En muchas de las organizaciones con las que hablé en Florida, los directores y equipos directivos eran exmigrantes. Su experiencia personal motiva su trabajo, lo que aporta una perspectiva invaluable a las fundaciones. Ellos entienden las dificultades del proceso migratorio y desean ayudar a otros a través de sus testimonios y aprendizajes.

Por ejemplo, hablé con la directora de una organización llamada Children Beyond Ourder, que era de origen venezolano. Ella asumió el cargo de forma gratuita debido a su propia experiencia migratoria y el deseo de ayudar a otros. También entrevisté a la directora de la Liga de Mujeres Latinoamericanas, quien llegó con su familia y ahora lidera proyectos para la inclusión social a través del aprendizaje del inglés. Estas historias reflejan una reciprocidad y un compromiso profundo con la causa migratoria.

Las experiencias personales de los migrantes que ahora trabajan en estas organizaciones pueden influir en las políticas migratorias al proporcionar una perspectiva real y humana de los desafíos y necesidades de los migrantes. Su testimonio puede ser una poderosa herramienta para abogar por políticas más justas y humanitarias.

P: ¿Qué beneficios puede traer este intercambio de experiencias para el estudio de las migraciones?

R: Básicamente me parece interesante hacer un estudio colaborativo de las dos realidades. En un seminario que ofrecí con Catherine Tucker presentamos estudios y establecimos mecanismos de colaboración y/o comparación de diferentes áreas, por lo que este intercambio promueve nuevas líneas de investigación y nuevas perspectivas de investigación para entender mejor las dos realidades de los dos lados del atlántico.

En este sentido han surgido varias líneas de investigación abiertas a la colaboración de otros investigadores que estén interesados:

  1. Un análisis comparativo de las políticas sobre migración en los países receptores y las lagunas que existen entre la política y su aplicación, incluida la política sobre menores no acompañados.
  2. La segunda idea sería el análisis del fenómeno de los migrantes agrícolas y de los trabajadores temporales procedentes de África y de los países latinoamericanos con destino a España y a Estados Unidos. Que eso también es un tema que hemos visto con Catherine bastante recurrente, la migración circular. El tema de las temporeras, por ejemplo, la temporada de la fresa de Huelva u otras campañas en la zona, son fenómenos que se dan en Estados Unidos también y que es interesante estudiar.
  3. Otra opción puede ser el análisis de otras dimensiones de respeto o violación de los derechos humanos en la migración y en la identidad de género, incluida los grupos LGBTQ+. Una investigación más enfocada a cómo la violación o el respeto de ciertos derechos humanos influye en la decisión migratoria y en la identidad de género.

Son tres líneas muy generales que queremos empezar a ver y uno de los retos que traigo de mi estancia, es un acercamiento entre dos universidades. Se trata de ir más allá de la estancia para poder mejorar el estudio de las migraciones y aportar más conocimiento a ambos lados del Atlántico.

"He trabajado en la preparación de un estudio colaborativo con otros profesores y estudiantes interesados en temas relacionados que pueden enriquecer nuestra comprensión de las migraciones."

He trabajado en la preparación de un estudio colaborativo con otros profesores y estudiantes interesados en temas relacionados que pueden enriquecer nuestra comprensión de las migraciones. Esto puede generar nuevas posibilidades de intercambios entre instituciones y una comprensión más amplia de las realidades migratorias en ambos lados del Atlántico.

P: ¿Qué podemos mejorar en las políticas públicas de Andalucía a raíz del conocimiento de otras realidades?

R: Es muy interesante ver como se observa a Andalucía como un modelo positivo. Recientemente se han destacado en un informe muchas mejoras. Un informe reciente de UNICEF observa a Andalucía como un modelo positivo, ya que en España los menores no son “irregulares” o “ilegales”, en España utilizamos una proyección positiva y unas estrategias mejoradas.

En USA el sistema sanitario, por ejemplo, no apoya a los menores que llegan como es el caso español. Por lo que, en Gainesville, en el Condado de Alachua se organizan iniciativas para promover la salud entre la población migrante como “ferias de la salud” organizadas en las iglesias, donde las organizaciones con médicos en prácticas, organizan muchas actividades en las iglesias donde se sienten más protegidos de redadas policiales.

Es cierto, por otro lado, que en Andalucía el sistema residencial de acogida debería aumentar las iniciativas de acogidas familiares, favoreciendo la desinstitucionalización de los menores y jóvenes.

P: ¿Puedes destacar alguna experiencia reveladora para tu trabajo actual?

R: Gracias al encuentro con personas que investigan en mi misma área me he sentido muy bien acogida tanto en el departamento de estudios hispanoamericanos como en el departamento de estudios africanos que cada viernes ha organizado una reunión en la que he podido participar y aportar. Realmente creo que, en ese tipo de experiencias de sentirse bien acogida, de apertura de puertas, es donde vemos la importancia de la sociedad civil, el soporte emocional y social que esas entidades cuidan como algo muy importante.

"Los investigadores tenemos que conocer de cerca las realidades, hay que ser parte de una investigación participativa y con el aporte de otras disciplinas."

Me hacen ver que mi hipótesis de estudio de la comunidad se refuerza y veo que puede mejorar la política, aunque lo que pasa es que no siempre llega a la política. Las políticas públicas deben escuchar a las personas, a los migrantes, a las personas que trabajan con ellos, cuales son las necesidades, no podemos olvidar la sociedad civil y la comunidad en la creación de leyes y políticas migratorias.

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No estamos viendo la persona como persona, solo la vemos como migrante, y es una persona más que puede aportar, y a veces no vemos ese aporte, sino que ponemos barreras. Para ese tipo de concienciación necesitamos más de una perspectiva, una interdisciplinariedad en los estudios.

Me he dado cuenta de que, aunque estudiemos el café en Honduras o las actividades de pesca en el Sahel, tenemos la responsabilidad de unir perspectivas, los investigadores tenemos que conocer de cerca las realidades, hay que ser parte de una investigación participativa y con el aporte de otras disciplinas. Tienes que involucrar a expertos de todos los ámbitos. El fenómeno el migratorio no se puede entender en su totalidad sin unir fuerzas y sin hacer red con estudios colaborativos, interdisciplinarios y complementarios.

Los estudios comparativos son cruciales para entender las migraciones desde múltiples perspectivas. Permiten identificar similitudes y diferencias que pueden informar mejores políticas y prácticas. Este tipo de investigación colaborativa puede ayudar a construir un conocimiento más completo y aplicable a diferentes contextos, beneficiando tanto a los migrantes como a las sociedades que los reciben.

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