| Abstract |
Desde la compilación de la Biblia se forjó un linaje literario que, absorbiendo la riqueza de las literaturas del contexto en que las comunidades judías estaban radicadas, hacía brotar desde su interior, como hacen las arañas con sus telas, historias, leyendas, poemas de todo tipo, reflexiones sapienciales, en las que quedaban atrapados los creyentes, para formar una red comunitaria que utilizaba los hilos de la red bíblica para formular la Regla de su Fe. Dicha red se convirtió en una madeja de hilos con los que escribir nueva literatura que hiciera fuerte y resistente la fe de la comunidad; una trama por la que discurrir para comunicarse incluso más allá del ámbito litúrgico o catequético, llegando a impregnar el discurso de las distintas artes, la pintura, la literatura, la música... Así, la Biblia se consolidó como «alma de la Teología». |
