El claustro de profesores trata de despertar en nosotros las ganas de ser educadores que marquen la diferencia

08/04/2022

Basilio González es alumni del Máster Universitario en Formación de Profesorado de Loyola Másteres, la escuela de posgrado de la Universidad Loyola. Su sueño de ser profesor fue el impulso necesario para conseguir los títulos de la ESO y Bachiller y el Grado de Historia. De etnia gitana y criado en el barrio de las Moreras (Córdoba), la falta de referentes, las dificultades económicas, y el rechazo por parte de su contexto educativo hizo mucho más dificultosa su trayectoria escolar.

“Anhelo ofrecer ayuda y orientación a todos aquellos que han tenido o están teniendo problemas similares a los que yo tuve. Aunque pueda sonar algo altivo, me gustaría convertirme en un referente para las personas de mi comunidad”.

Lo que más destaca del máster es el entusiasmo y el trato recibido por parte del profesorado, quienes basan sus clases y prácticas en casos y situaciones reales. “Nos ilustran con situaciones que ellos han vivido para que nos sirvan de referencia a la hora de actuar cuando nos dediquemos a la profesión”. Basilio va a más y no solo destaca al claustro, sino también a todos los miembros de la comunidad universitaria de Loyola. “Te hacen ver que realmente les importas porque se implican grandemente en que consigas los mejores resultados en todos los ámbitos”.

La llegada de la pandemia ha supuesto muchos cambios a nivel tecnológico y digital en todos los sectores, incluido el de la educación. La Universidad se ha sabido adaptar a estas circunstancias adaptando el contenido curricular de sus másteres. En el caso del Máster Universitario en Formación del Profesorado, Basilio destaca que “se ha adecuado en gran manera al uso de las TICs y de aplicaciones online, algo fundamental para la educación de nuestros días y que está cobrando más importancia en el mundo de la educación”.

Basilio considera que la formación recibida en la Universidad Loyola le ha preparado para desarrollar su profesión con total soltura porque se basa en valores como la empatía, el liderazgo, la humildad o la ambición, en definitiva, herramientas útiles para llevar a cabo la enseñanza en la actualidad. Sin embargo, considera que el período de prácticas curriculares es breve y le hubiese gustado disfrutarlas más. “En mi opinión, se debería dedicar más tiempo a las prácticas, pues es donde de verdad se aprende. Esto no quiere decir que en clase no se te prepare, todo lo contrario, pero pienso que se aprende mejor desde la experiencia de prácticas”.

“Mientras no se consiga establecer una ley educativa que perdure en el tiempo, los cambios constantes seguirán siendo muy perjudiciales para el sistema educativo español”.

Basilio critica la falta de consenso por parte de los agentes políticos y sociales en cuanto a una ley de educación se refiere. Se acaba de aprobar la enésima ley de educación desde la llegada de la democracia, una situación que afecta a más de ocho millones de estudiantes. “Por ejemplo, a nosotros como estudiantes nos afecta en que no sabemos qué ley debemos tomar como referencia para realizar nuestros trabajos, como el TFM”.

Por otro lado, ha traído consigo una serie de cambios que, algunos de ellos, han levantado gran controversia. Un ejemplo es la modificación en cuanto a las repeticiones por curso: una persona que haya repetido una vez en primaria y otra en secundaria no podría repetir una tercera en secundaria. Basilio no comparte, pero entiende esta medida como una forma de disminuir el colapso del sistema educativo. “Considero que todos los alumnos pueden encontrar algo que les motive dentro de la educación. Nuestro trabajo es ayudarles a encontrarse a sí mismos, pero necesitamos más recursos de los que actualmente hay en nuestro sistema educativo”.

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