Natalya Pokryshka trabaja como corporate compliance en Grup Mediapro y es profesora del Diploma de Especialización en Compliance de Loyola Másteres, la escuela de posgrado de la Universidad Loyola.
La nueva edición, que comenzará el próximo mes de febrero, cuenta con un claustro de profesionales especialistas en Compliance de empresas nacionales e internacionales y con formación en áreas como Criminología o Derecho. A través de ellos, los nuevos estudiantes se formarán en las novedades del sector y adquirirán las habilidades necesarias para solventar los retos futuros.
“Los compliance officer se deberán enfrentar a tres retos principales en el próximo año”, destaca Natalya. Por un lado, el impulso del ESG (Environmental, Social and Governance). El reto está en la definición de la estrategia y el liderazgo en materia de ESG, teniendo en cuenta tanto las idiosincrasias de la compañía como los requerimientos de sus stakeholders. Otro reto fundamental es la medición de la eficacia del programa de Compliance a través de la data analytics. Y, por otro lado, la volatilidad del entorno, con un escenario político y macroecnómico convulso, hace necesario el establecimiento de guías de actuación y procesos claros en las compañías para el análisis de riesgos en el marco regulatorio.
Para ello, los compliance officer deben disponer de cualidades y habilidades como la capacidad de análisis, la empatía, la proactividad y las habilidades de comunicación. “Estas cualidades nos ayudan a identificar y mitigar eventuales riesgos, a colaborar y crear sinergias entre departamentos, y a contribuir en la difusión de una cultura ética dentro y fuera de la organización”, analiza la profesora.
“Tal y como describió Warren Buffett: ‘Se necesitan 20 años para construir una reputación y cinco minutos para arruinarla’.”
Las empresas e instituciones que no dispongan de un compliance officer en sus organigramas corren riesgo de sufrir consecuencias jurídicas ante un eventual incumplimiento, dañar su reputación o la confianza de los stakeholders de la organización. “Compliance trasmite confianza y compromiso. Supone una ventaja competitiva, y de hecho es cada vez más frecuente que terceras partes exijan contar con un programa de Compliance y un órgano independiente que vele por su cumplimiento”.
Los criminólogos aportan conocimiento del trasgresor, de la víctima, y del contexto.
La Criminología es una formación que también aporta y suma al Compliance, ya que estos perfiles son capaces de evaluar implicaciones desde una perspectiva multidisciplinar, aplicando conocimientos de la criminología, psicología, sociología y derecho, entre otras disciplinas. “Considero que esta visión tiene valor en el ámbito del Compliance, tanto para entender y tratar los riesgos, como para fomentar una cultura de ética e integridad empresarial”.
“En mi formación como criminóloga, siempre he tenido especial debilidad por el ámbito de la prevención desde múltiples perspectivas. Así, poder enfocar mi carrera profesional a fomentar una cultura de ética y cumplimiento y detectar eventuales malas praxis en la organización fue un sueño hecho realidad”.
