Manuel Martín Rabasco, del doble grado en Psicología + Criminología: "Creo que ayudar a los demás es una aportación social de vital importancia, especialmente en estos tiempos"

13/02/2023

Manuel Martín Rabasco está en el último curso del doble grado en Psicología + Criminología. La decisión de estudiar en la Universidad Loyola “se debe a mi paso por mi instituto, el SAFA Écija, al recibir una de las becas que Loyola ofrecía” cuenta.

Se decidió por este doble grado por su hambre de conocimiento sobre el comportamiento humano “creo que ayudar a los demás es una aportación social de vital importancia, especialmente en estos tiempos” añade nuestro estudiante.

Su paso por Loyola ha sido gracias a las becas que ofrece la Universidad a SAFA Écija

“Mi paso por la universidad se debe a mi paso anterior por el instituto SAFA Écija. Cuando estaba allí, tuve la enorme suerte de recibir una de las diez becas que Loyola otorga a los estudiantes de los institutos SAFA de toda Andalucía” nos cuenta Manuel para empezar con la entrevista.

Una vez la recibió “observé que Loyola ofrecía el doble grado en Psicología y Criminología, una titulación que, dentro del territorio andaluz, sólo se oferta aquí” añade. Además, nuestro estudiante es bastante curioso “y dentro de esa curiosidad el comportamiento humano se lleva gran parte de mi atención” explica.

"Soy bastante curioso y el comportamiento humano se lleva gran parte de mi atención"

Cree Manuel que todos arbitramos explicaciones que dan sentido a lo que hacemos y a lo que hacen los demás “es inevitable. La incertidumbre es algo que, como especie, siempre nos ha incomodado” algo que él quería reducir “por eso, la Psicología me parecía, en aquel momento, la mejor opción”.

En cuanto a la Criminología “en aquella época la Psicología se caracterizaba por tener una alta tasa de desempleo (cifra que han cambiado notoriamente en estos últimos años)” así que estudiar una doble titulación le parecía una buena forma de labrarse un currículum diferencial, pero, además se pregunta: “¿Qué chaval de 18 años no quiere resolver crímenes o pillar a los malos?”. Tardó un par de años en averiguar lo diferente que era esta disciplina de la imagen que tenía” añade.

Manuel Martin Rabasco estudiante del doble grado en Psicologia Criminologia

Manuel Martín Rabasco durante el discurso de graduación del curso pasado.

Hambre de conocimiento sobre el comportamiento humano

Se decidió por esta carrera por su hambre de conocimiento sobre el comportamiento humano “en aquel momento se componía de algunos de los mitos que quedaron desmontados en los primeros días de clase” reconoce. Cree que uno de los grandes problemas de la psicología es que “como todos pensamos, sentimos y, en definitiva, nos comportamos, adquirimos la falsa creencia de que entendemos el comportamiento, pero no es así”.

Para Manuel fue necesario entrar en psicología para darse cuenta de la cantidad de desinformación que hay entorno a los fenómenos psicológicos.

Para él fue necesario entrar en psicología para darse cuenta de la cantidad de desinformación que hay entorno a los fenómenos psicológicos “paradójicamente, fue esa desinformación la que hizo que me interesara por algunos de los temas que, una vez dentro, los profesores y la ciencia se encargaron de desmontar”. Por ejemplo, le interesaba mucho el significado que tenían los sueños y pensaba que eran mucho más trascendentes de lo que son “tenía una imagen ‘mágica’ de la psicología” pero, añade “la psicología es ciencia y todas aquellas explicaciones sobre el comportamiento que no sean científicas, no son psicología”.

Otro aspecto que hizo que se decantara por estos estudios es la vocación sanitaria que siempre le ha acompañado “creo que ayudar a los demás es una aportación social de vital importancia, especialmente en estos tiempos” nos confiesa.

Ayudar a una persona a entender qué ocurre y darle las herramientas necesarias para solventarlo

Si tuviera que decir un sector con el que se siente Manuel más identificado sería, sin ninguna duda, el de la psicología clínica “los psicólogos utilizamos una de las armas más poderosas para propiciar el cambio en el paciente, que es el lenguaje” algo que a nuestro estudiante le parece precioso. Nos sigue explicando sobre por qué se siente más identificado con esta disciplina “trabajamos a través del lenguaje para identificar qué está generando el problema, pero, sobre todo, lo que nos interesa es qué lo mantiene”.

"Trabajamos a través del lenguaje para identificar qué está generando el problema, pero, sobre todo, lo que nos interesa es qué lo mantiene"

De hecho le gusta tanto esta parte, más analítica, como el propósito de la psicología clínica en sí “que es ayudar a una persona a entender qué ocurre y darle las herramientas necesarias para que pueda solventarlo” añade.

Su experiencia en el Laboratorio de Neurociencia Humana en Loyola

En el plano laboral, Manuel ha estado en el Laboratorio de Neurociencia Humana en la propia Universidad y luego ha tenido experiencias haciendo entrevistas a familias con alta conflictividad. Cada una de estas le ha acercado a rincones opuestos de la profesión “cuando estuve en el laboratorio de Neurociencia, mi labor se identificaba con la parte investigadora, ya que tuve la suerte de participar en uno de los estudios que se estaban llevando allí a cabo”.

Así, la línea de investigación realizaba un estudio relacionado con la actividad eléctrica cerebral “acabé montando y analizando electroencefalogramas de distintos participantes” nos explica. Por otro lado, en cuanto a las entrevistas a familias con alta conflictividad, estas se realizaban para ver la eficacia de una intervención sobre competencias parentales “por ello, estuve con muchas familias diferentes, ejerciendo un aspecto muchísimo más social. A pesar de ser diferentes, para mí ambas experiencias fueron enriquecedoras, ya que me acercaron a la realidad del periodo posterior a la universidad” puntualiza Manuel.

"Acabé montando y analizando electroencefalogramas de distintos participantes"

¿Qué conclusiones ha sacado de cada una? Del laboratorio aprendió “la rigurosidad y el cuidado que los estudios científicos requieren, mientras que de las entrevistas obtuve una gran soltura a la hora de entrevistar a una persona” reconoce. De media, pasaba una hora y media con cada familia “al principio me daba un poco de miedo que las entrevistas no fueran bien o que pudiera incomodar a los padres o al menor, pero poco a poco fui cogiendo confianza y llegué a realizar las entrevistas con la naturalidad de una conversación cotidiana”.

Manuel Martin Rabasco estudiante de Loyola

Manuel Martín Rabasco terminará este año su doble grado en Psicología + Criminología.

El doble grado: amplio bagaje académico y cultural multiplicando las posibilidades

“Académicamente supone una prueba que requiere de gran dedicación, sin duda. Pero ello se ve recompensado en el plano personal, al menos en mi caso, porque considero que, estudiar dos disciplinas, te da un amplio bagaje académico y cultural, te enriquece como persona” dice Manuel sobre el doble grado en Psicología + Criminología.  Además, resalta que al estudiar dos carreras “tu espectro de posibilidades, una vez terminas, se amplía muchísimo”.

La mayoría de los profesores “tiene un perfil muy práctico, trasladando casos reales a las clases teóricas, lo que me parece de los mejores puntos que tiene un profesorado de este tipo” nos cuenta. La principal excusa motivadora que tiene para haber estudiado este doble grado “es que creo que psicología es una ciencia preciosa y que requiere de profesionales comprometidos, esa es la principal excusa motivadora que tengo”. Eso sí, Manuel anima a la gente a que se informe y profundice sobre aquello que va a estudiar antes de empezar “sea psicología, criminología o ingeniería agrícola”.

"Estudiar dos disciplinas, en este caso Psicología y Criminología, te da un amplio bagaje académico y cultural, te enriquece como persona"

¿Cuáles serían esas claves suyas para ser un buen profesional de la psicología y criminología? Para él, la principal clave queda encerrada en un dicho que, reconoce, le gusta coger prestado de la medicina “vendría a decir que el que sólo sabe de psicología, ni de psicología sabe”.

Cree que para ayudar a una persona “además de aplicar las técnicas y enseñar las habilidades que el caso requiera, hay que comprender qué le ocurre, estar familiarizado con su dolor y, a través del lenguaje, saber ordenar determinados aspectos” añade. A él le gusta pensar que esta tarea complementaria al conocimiento científico de un problema “maximiza el poder de la psicoterapia”.

El lenguaje: la principal arma del psicólogo

Manuel opina que este conocimiento “se adquiere de forma natural a medida que conoces más y a más personas que sufren, pero también se obtiene a través de libros, películas y series. Casi de cualquier fuente puedes aprender sobre el ser humano, sobre el dolor y sobre algunos padecimientos comunes”. Con la lectura "se suele adquirir un mayor dominio del lenguaje que, como ya he dicho, es el principal arma de un psicólogo". Como criminólogo, Martín Rabasco cree que es fundamental mantenerse actualizado en las distintas fuentes de las que bebe la criminología "sólo así se puede hacer una práctica criminológica de altura".

"Creo que se ha avanzado mucho y que, de hecho, cada vez es más corriente conocer a alguien que va a terapia"

Una de las grandes preguntas hoy en relación a la psicología es si ir al psicólogo sigue siendo un tabú o no "creo que se ha avanzado mucho y que, de hecho, cada vez es más corriente conocer a alguien que va a terapia" responde Manuel. Ha aumentado tanto el número de personas que van a terapia "como el número de personas a las que no les importa decir que van a terapia. Ello es un síntoma del avance, pero creo que aún quedan aspectos por pulir" reconoce.

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